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El deporte tiene muy claro lo que es el trabajo en equipo. De hecho, con frecuencia se destaca como uno de los valores principales que se adquiere a través de esa práctica. No son pocas las disciplinas deportivas en las que se hace evidente las ventajas y características de lo que es la interacción grupal.

Basta con ver un juego de basquetbol, fútbol o rugby: todos los miembros del equipo deben colaborar y estar en la misma sintonía para poder ganar un partido o vencer en una competencia. Esto significa que el objetivo planteado no puede ser logrado sin la ayuda de todos los integrantes y es sin excepción. Incluso, las estrellas deportivas necesitan del respaldo de sus pares.

El deporte, efectivamente, es modelo del trabajo en equipo. Sin embargo, en el mundo de los negocios, la realidad no es tan distinta. También hay que competir y lograr las metas planteadas que dependen, en gran medida, del trabajo en equipo. Y de cómo se desenvuelva ese equipo dependerá la productividad de la compañía, la calidad del producto o servicio que se ofrece, su posicionamiento en el mercado y la relación con los clientes y consumidores.

Pero, para mí, trabajar en equipo va más allá de la estrategia y el procedimiento que la empresa lleva a cabo para alcanzar objetivos y metas comunes, implica compromiso y cooperación de todo el personal. También, es necesario que exista armonía, responsabilidad, creatividad, voluntad, organización, planificación y, sobre todo, liderazgo.

Así como al frente de una agrupación deportiva está el capitán quien, además, de representar al equipo, tiene sobre sus hombros la responsabilidad de elevar su efectividad y acrecentar su rendimiento de la misma manera que las empresas en la que es fundamental el papel que desempeña el líder, quien no debe limitarse a ser un simple supervisor del grupo y coordinador de tareas.

Ciertamente, que el éxito de las empresas radica, en gran parte, en la compenetración que pueda existir entre sus empleados y cuando trabajan en equipo las actividades fluyen de manera más rápida y eficiente. Sin embargo, no es fácil que todos se entiendan entre sí con el objeto de alcanzar un fin común.

El líder debe tener cualidades y habilidades para saber guiarlo para que sea eficiente y más que eficaz para potenciar la comunicación y mantenerlo enfocado en los objetivos que debe cumplir.

Él es una pieza clave, pues también debe centrarse en los procesos para alcanzar metas, enfocarse en obtener mejores resultados, ser creativo a la hora de solucionar problemas y ser tolerante con los demás.

Al final, los resultados de un equipo unido y bien estructurado siempre superarán los parámetros de personas que trabajan individualmente o donde los equipos están fracturados, y esto no solo beneficia a la empresa, sino a todos.

Fuente: Tal Cual